Cuando permites que la irritación supere a la tristeza, esta última desaparece al instante, abriendo la puerta para romper el ciclo pernicioso. Dejar que estas emociones opuestas se equilibren es el primer paso hacia la liberación inadvertida, como sugiere Osho en su obra «Una Farmacia Para el Alma».
La tristeza puede considerarse como una forma de ira pasiva, mientras que la ira se manifiesta como una tristeza activa. Es complicado para alguien triste enfocar su energía en la ira, y viceversa. Ambas emociones mantienen una polaridad básica en nuestro ser: hombre y mujer, yin y yang, macho y hembra. La ira tiende a ser una emoción más masculina, mientras que la tristeza se percibe como más femenina. Así, si logras armonizarte con la tristeza, te resultará difícil desplazarte hacia la ira, aunque es un paso que vale la pena intentar. Permítete expresarla, déjala fluir. Al alternar entre estos dos estados emocionales, alcanzarás una perspectiva superior sobre ellos, permitiéndote observar sus dinámicas. Sin embargo, es crucial poder navegar con facilidad entre estas emociones; de lo contrario, podrías quedar atrapado en la tristeza, dificultando tu evolución. Recuerda que cuando dos energías opuestas son similares, una refleja a la otra, lo que facilita su disolución. A medida que la tristeza y la ira chocan, terminan neutralizándose mutuamente.
Es importante tener presente que las emociones no deben esperar a manifestarse por sí solas; es recomendable hacer de su expresión un ejercicio diario. No esperes a estar enfadado o triste para liberar esas emociones. Deja que fluyan diariamente: salta, muévete, grita si es necesario. Al expresar la ira sin necesidad de un motivo aparente, te liberarás enormemente. Es posible que al principio te resulte extraño, ya que estás acostumbrado a creer que la ira surge como respuesta a una situación específica o a la acción de otra persona. Sin embargo, la realidad es que la ira siempre ha estado presente. Encuentra una excusa para liberarla: imagina una situación que te haría enloquecer de ira y permítete sentir esa emoción. Es esencial llevar tanto la ira como la tristeza al mismo nivel para que se cancelen entre sí. Solo entonces te sentirás verdaderamente libre.
Como afirmaba el filósofo griego Georges Gurdjieff, este es el camino para aquellos que están «listos» para enfrentarse a sí mismos y a sus emociones de manera consciente.