¡No estés triste, enojate!

Cuando permites que la irritación supere a la tristeza, esta última desaparece al instante, abriendo la puerta para romper el ciclo pernicioso. Dejar que estas emociones opuestas se equilibren es el primer paso hacia la liberación inadvertida, como sugiere Osho en su obra «Una Farmacia Para el Alma».